lunes, 8 de julio de 2013

LA GAITA, POR JOSE MANUEL SAN BALDOMERO UCAR

LA GAITA
José Manuel San Baldomero Úcar
 
El baile, además de elemento esencial en toda fiesta, es siempre manifestación viva de su carácter social. La fiesta no es fiesta si no hay cierta exteriorización ritual y colectiva de las más profundas dimensiones humanas de índole religiosa (misas, procesiones...), lúdica (juegos, competiciones), vitales (comidas, bebidas) o estéticas (trajes, adornos, cánticos, música).
 
La 'gaita', nombre con el que se designa el baile folklórico más típico de Cervera, aúna y expresa todas estas dimensiones humanas, además de expresarse en ella las funciones más esenciales de la fiesta. Es sobre todo, la dimensión religiosa la que se patentiza en la 'gaita' por ser además de un baile festivo una danza ritual.
 
Todas las características de este baile le asimilan e incluyen en esta tipología. La 'gaita' está constituida como parte integrante de un rito, en le que los 'danzadores' asumen la representación de toda la colectividad social y no de un grupo privilegiado. Este carácter democrático de la 'gaita' se ha podido constatar a lo largo  de los siglos de su existencia tanto en la procedencia interclasista de sus miembros como en la toma colectiva de decisiones. Alienta además en ella un espíritu mágico de lucha y victoria contra las fuentes maléficas, espíritu cuya acción bienhechora representan los 'danzantes'.
 
La utilización de 'pulgaretas' (castañuelas) incluye la 'gaita' en el subgrupo de danzas rituales procesionales y de adoración. Confirma su carácter religioso el hecho de haber surgido y mantenerse asociada a las principales festividades religiosas de este pueblo, estar sostenida por las iglesias parroquiales y sus cofradías, y acompañar anualmente esas manifestaciones públicas de fe eclesial que son las procesiones. La antigüedad de esta asociación no es inferior a los cuatrocientos años como lo demuestra el primer testimonio de su existencia; un texto de 1570 en el primer 'Libro de Fábrica' de la iglesia de San Gil que dice: 'Ytem que gastó en las fiestas de San Gil y en hacer los tablados y dar de beber a dançadores diez reales'. La entrada de los danzadores bailando a las iglesias y ciertos privilegios eclesiales en la fiesta como presidir la misa de cofradía, llevar a los patronos en la procesión en ciertos lugares y el ofrecimiento de algunas madres a sus hijos para bailar la gaita si sanan de alguna enfermedad, parecen apuntar a un origen votivo de la 'gaita' que no puede afirmarse con rotundidad aunque se sospeche, por carecer de prueba documental precisa.
 
Los intérpretes o protagonistas de este ancestral baile son los músicos y los "dançadores'. Los músicos, dos dulzaineros y un tamborilero, se traían, al menos desde el siglo pasado, de Tabuenca o Bulcuente. En la actualidad, y desde el año 1918, interpretan la música los gaiteros de Estella. A comienzos del siglo XVIII, y mientras estuvo acantonado en esta villa durante la guerra de Sucesión un regimiento valenciano, parece que fueron los músicos militares del mismo quienes actuaron como interpretes de la 'gaita'. La música constaen la actualidad de cuatro tonadillas que se repiten constantemente aunque antaño tuvo ocho. Gracias al celo, memoria y sabiduría musical de Manuel Jiménez González, útlimo director de la banda de música 'La Filarmónica', podemos publicar en los apéndices de este libro la partitura completa para que el desuso no relegue al olivido la segunda mitad. En algún momento del pasado pusieron letrillas a la música y, aunque el pueblo no las canta. muchos ancianos las concoce y musitan.
 
Pero los auténticos protagonistas para el pueblo de Cervera son los 'danzadores' o 'bailaores'. No hay quien apreciándose cerverano no haya bailado la 'gaita' alguna vez en fiestas de Santa Ana o San Gil, vivenciándose al danzar vicario de la comunidad o sujeto activo de la tradición. Madres hay que guardan ilusionadas como reliquias durante años las 'pulgaretas', fajas y 'firifollos', pertenecientes a sus antepasados, hasta que sus hijos lleguen a la mocedad y se les permita bailar.
 
En todas las danzas rituales españolas se ha conservado un atuendo de danzante antiquísimo y muy semejante al que se utiliza en Turquía y Paquistán: traje blanco, cintas, faldas, bandas o pañuelos de vivos colores cruzados en el pecho y sombreros adornados con flores. La 'gaita' de Cervera tiene también de uno u otro modo la mayor parte de esos aderezos. El gaitero viste de fondo blanco: las alpargatas, los pantalones y la camisa; engalana con cintas rojas sus alpargatas, con cintas bordadas los ribetes del pantalón y con cintas de colores las dos banderas y los 'firifollos' con que tapa sus 'pulgaretas': cruza su pecho con vistosos y multicolores pañuelos de seda o mantones de Manila; él no tiene falda sino faja muy ancha, bordada con motivos patronales, pero sí la llevan las dos banderas; no usar sombrero es una necesidad; las vertiginosas vueltas y el frenético ritmo lo derribarían constantemente.

 
 
El baile ser organiza en torno a dos filas de mozos que se entrecuzan corriendo y componen figuras simbólicas cuyo significado resulta ingenuamente expresivo: viva Santa Ana, viva San Gil, el robo, los ribazos, la cruz, los borrachos, el aspa, el corral, los caballos, el caracol, la entrada a Madrid, el-de-a-cuatro... Los danzantes acompañan su marcha con el ritmo de las 'pulgaretas' al unísono con el tamboril, dirigidos por los 'banderas', delantero y trasero, en cuyas manos izquierdas portan una cruz, de palo vertical muy alargado, vestida con faldas de seda bordada con motivos patronales y adornada con flores de color como una cruz de mayo.
 
El comportamiento social de los 'bailadores' está regulado por una tradición que otorga derechos e impone obligaciones y que sólo modificaciones ajenas a la 'gaita' han cambiado accidentalmente. Entre las obligaciones destacan: dar comienzo a las fiestas la víspera del día de los patronos acudiendo a sus 'bajadas', acompañar al Ayuntamiento a vísperas solemnes, asistir en corporación a misa de cofradía (llamada antiguamente 'de capilla' o 'de hermanos'), bailar en procesión inmediatamente delante de la efigie del santo, llevar sus andas en determinados tramos del recorrido y, finalmente, bailar durante las fiesas en caa de los mayordomos, Hospital y placeta de la Virgen del Monte. Entre los derechos que los 'dançadores' de ambas parroquias tenían reconocidos por el Ayuntamiento estaba el de cortar ramas y troncos de los árboles 'del común' para construir el día del Corpus Christi un 'monumento' ('huerto' lo llamaban entonces). Terminada la función religiosa de este día, vendían la leña y con su importe sufragaban los gastos especiales de las fiestas y la comida del 'día de las juergas'. Vigente el derecho hasta el año 1925, la confencia pronunciada por un 'estudiante ecologista' en el Centro Obrero en la que se atacó los destrozos forestales que esta 'bárbara' costumbre originaba, motivó que el Sr. alcalde, Don José Zapatero, decretara un bando con su prohibición. Desde entonces la obligación de asistir los gasots de los bailadores quedó en manos de mayordomos y parroquianos.
 
Las dispares funciones que los folkloristas asignan a las fiestas se plasman también en varias funciones que la 'gaita', quinta esencia de la fiesta cerverana, cumple en las celebraciones patronales. Con su 'gaita' los cerveranos refuerzan su idendidad de pueblo al identificarlos dentro del folklore riojano en desfiles, libros, certámenes, e incluso... calendarios. La 'gaita' libera de la rutina en que puede caer incluso la misma fiesta. Una festividad con la presencia de los gaiteros no sólo es más alegre y espectacular, sino que dura más; los ensayos en las afueras del pueblo revisten de aire festivo las nueve noches inmediatamente anteriores a los festejos patronales. Finalmente, la música, los vistosos atuendos, el ritmo de las castañuelas, el simbolismo de las formas y las cabriolas de los 'banderas' desempeñan una función estética. Su belleza ha sido fuente de inspiración para esa multitud de 'sabios de pórtico y plazuela' y 'alpargateros con corazón de poeta' que en este pueblo han sido. La sensibilidad poética y humana que latía en el 'alma cerverana' de Don Juan Manuel Zapatero alumbró los mejores versos. Construidos al ritmo de 'pulgaretas' y tamboril, fueron publicados en el año 1929 en la revista 'Rioja Industrial' bajo el título 'El Mozo Bailaor'.
 
Danza el mozo rudo
la típica danza
y trisca y rebota
se aquieta o avanza...
Danza primitiva
de fieros embites
que exige sudores
de estíos dantescos,
bermejos ardores
de frescos convites,
y que borda activa
finos arabescos...
No le importa al mozo
la ruina campestre
la muerte del deudo
la propia caída...
El danza su gozo
ingenuo, silvestre,
sintiéndose feudo
de su propia vida...
Y borda felino
moriscos dibujos
al son penetrante
de gaita cansada...
le da sangre, el vino;
el sol, rajos brujos,
Cervera, el 'P'alante';
corazón, su amada...
 
Este artículo fue publicado en la revista PIEDRALÉN número 1 del 1 de septiembre de 1983.
Tomado del capítulo VII del libro 'Cervera del Río Alhama. Señas de identidad de un pueblo riojano'. por entonces de próxima publicación y escrito por José Manuel San Baldomero Ücar.
La foto es de Sanda Sainz

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