lunes, 25 de noviembre de 2013

'ESTAMOS EN ELLO'. EN LA INVESTIGACIÓN POSIBLE (2). Artículo de Santiago Ruiz Zapatero

'ESTAMOS EN ELLO'.
EN LA INVESTIGACIÓN POSIBLE (2)
Artículo de Santiago Ruiz Zapatero     

      Hace ahora unos años, en 2009, José Mª Hernández Pascual, en su web http://www.cerveradelrioalhama.net/ sacaba a la luz un artículo que compuse para la ocasión, “Las fiestas de San Gil hace unos cien años”. De entre los datos expuestos puede destacarse que en la primera mitad del siglo XX aún estaban sin configurar definitivamente (como las celebramos hoy) las actividades religiosas y profanas de las fiestas patronales, así como que, según años, tanto la cofradía de San Gil como la de Santa Ana no estuvieron dispuestos a pagar en gastos que no fueran estrictamente religiosos, pidiendo ayuda económica para los demás al Ayuntamiento. Y quedaron en el tintero en ese trabajo otros datos como los siguientes:
 
      En la Junta de Cofradía de San Gil celebrada el 25 de julio de 1925 se acordó, por una parte, que la banda de música municipal tocara en el Rosario de la Aurora, en la misa de Cofradía, en la Diana, en la Procesión Solemne y en el Rosario de la tarde. Por otro, todavía en los años 1941 a 1947 hace notar el párroco que “fue un acierto” bajar y subir a San Gil “a las 12 del día”, acto al que asistían, eso sí, los gaiteros.
 
La Gaita de San Gil. Archivo de Santiago Ruiz. Fecha aproximada: 1933
 
      En fin, no siempre hubo danzantes (la parroquia era ya poco poblada), pero sí gaiteros. Unos y otros constan en los años 1946 y 1947, y en este último especifica que después de la misa de cofradía hubo “exhibición de la gaita ante la iglesia. Y al día siguiente, día 2, que “Los gaiteros, partiendo de la Plaza Nueva y viniendo por la Calle Mayor hasta la iglesia (a las 12) asistieron a la subida de San Gil”.
 
      Y en 1948, respecto a la Misa de cofradía (a las 8,30 de la mañana) “hubo 22 danzantes en semicírculo; después, sus ejercicios en la plaza”
 
      Colaborador directo con el párroco fue, precisamente, el mencionado Jesús Ruiz Sáinz, del que reproduje días pasados el siguiente párrafo: “No podemos asegurar que se mantenga en toda su pureza la forma de la danza, así como su atuendo o vestuario, pues carecemos también de datos relativos a los mismo en los pasados siglos, y si los había es muy probable que se hayan perdido.”
 
      Concluyo aquí repitiendo estas últimas ideas, comunes a los especialistas. Antropólogos, como Caro Baroja, que advierten claramente de los cambios en las vestimentas, algo ya observado por los historiadores. Hasta los tenidos como más típicos trajes regionales difícilmente remontan más allá de finales del XVII y primeras décadas del XIX. Bastan las múltiples ilustraciones que en colecciones de grabados y pinturas pueden examinarse desde el siglo XVI, por citar una época. Esperemos, pues, progresar en la línea marcada, sin presumir, y que vayamos dejando de lado opiniones sin base.
 
La Gaita infantil de San Gil. Foto de Santiago Ruiz Zapatero. 2013
 

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